martes, 9 de agosto de 2011

Cuando hay familias que cartonean, los lujos son una burla

En una mesa que coordinó el arquitecto Alejandro Madero, se presentó un proyecto encarado desde una parroquia de Florencio Varela en la crisis del 2001. En un laboratorio abandonado de la empresa YPF, en la avenida Calchaquí al 6000, se inició una experiencia de preparación de dulces por chicos discapacitados.
La iniciativa fue creciendo, alentada por la capilla San Roque González, en Bosques Norte, y por grupos de la Acción Católica, con el apoyo del Instituto de Desarrollo Municipal y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Produce mermeladas orgánicas para celíacos y diabéticos, brinda capacitación laboral a jóvenes con capacidades diferentes y ha logrado involucrar a 450 familias en huertas orgánicas que entregan la materia prima para la producción.


“Cuando hay niños desnutridos, ancianos abandonados a su suerte, jóvenes que se prostituyen para consumir sustancias, familias que cartonean para comer, los lujos son una burla y un insulto”, expresó monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, en el encuentro regional “La pobreza duele”, organizado por la Acción Católica Argentina (ACA) el sábado 6 de agosto en el Colegio Marianista, del barrio porteño de Caballito.




El obispo dijo que “a eso se le llama enriquecerse hasta límites obscenos” y lo encuadró en la lista de pecados sociales que la Penitenciaría Apostólica del Vaticano presentó en marzo de 2008, como contaminar el medio ambiente, provocar injusticia social, causar pobreza, enriquecerse hasta límites obscenos a expensas del bien común.



Monseñor Lozano recordó conceptos del Episcopado argentino, que desde 2000 señala que “la gran deuda de los argentinos es la deuda social” y que es “un problema moral” antes que económico o estadístico.



El prelado compartió un panel de apertura con el doctor Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argetnina (UCA) y el licenciado en Trabajo Social Agustín Fusca, director de Planificación Estratégica en el Municipio de La Matanza. Presentó a los panelistas el presidente de la ACA, ingeniero Emilio Inzaurraga.



El obispo dijo que al reflexionar sobre la inequidad y la injusticia “no debemos pasar por alto una mención directa a las estructuras injustas que generan pobreza”. Estimó que es un tema que “nos cuesta mucho a la Iglesia en la Argentina. Es poco trabajado desde la comunidad cristiana y no bien mirado desde la comunidad política”.



“Desde la comunidad cristiana nos animamos a hacer colectas de ropa o alimentos para inundados –precisó-. Hay iniciativas de capacitación laboral o promoción de pequeños emprendimientos comunitarios de trabajo. Están también los que organizan un comedor en algún barrio, o dar algo caliente a quienes están en situación de calle. Pero muy pocos responden al llamado de compromiso en la actividad política o sindical”.



Señaló que cuando llueve y hay goteras en la casa no nos aprontamos sólo a comprar más baldes sino que buscamos reparar el techo, poner membranas aislantes, y cuando hay accidentes en las rutas no es la solución tener más ambulancias sino promover la educación vial. Instó así a apuntar a las causas de la pobreza, “que tienen que ver con este sistema económico”. Dijo que la misericordia siempre será necesaria, pero animó a arreglar también las estructuras injustas que expulsan a los chicos de las escuelas, a las familias de sus casas, a los pobres de la sociedad. Citando el documento de Aparecida, la encíclica papal Caritas in Veritate y otros documentos de la Iglesia, concluyó diciendo que “No hay verdadera opción por los pobres sin auténtica opción firme por la justicia y la caridad”.



Más de 150 personas participaron luego en siete mesas de trabajo, sobre temas diversos, desde educación y trabajo hasta medio ambiente y desarrollo local. Se presentaron muy variadas experiencias: proyectos sobre erradicación del trabajo infantil en Bahía Blanca, sobre prevención de adicciones y defensa de la vida naciente en la Capital, sobre inclusión social por el arte en Lomas de Zamora, sobre reurbanización e inclusión en Avellaneda.



En una mesa que coordinó el arquitecto Alejandro Madero, se presentó un proyecto encarado desde una parroquia de Florencio Varela en la crisis del 2001. En un laboratorio abandonado de la empresa YPF, en la avenida Calchaquí al 6000, se inició una experiencia de preparación de dulces por chicos discapacitados. La iniciativa fue creciendo, alentada por la capilla San Roque González, en Bosques Norte, y por grupos de la Acción Católica, con el apoyo del Instituto de Desarrollo Municipal y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Produce mermeladas orgánicas para celíacos y diabéticos, brinda capacitación laboral a jóvenes con capacidades diferentes y ha logrado involucrar a 450 familias en huertas orgánicas que entregan la materia prima para la producción.



En la mesa sobre política se notó la variedad de opciones y de aproximaciones a esa realidad a partir del compromiso de la fe, de la vocación de servicio, y para muchos, de una formación y militancia en la Acción Católica, entidad que promueve un Programa de Participación Ciudadana. Unos cuantos manifestaron su participación en el justicialismo, en distintas variantes y niveles, en Berazategui, Quilmes, La Matanza, Avellaneda, Santa Fe, etc.; dos manifestaron su acción en Coalición Cívica –uno de ellos, candidato a diputado nacional por la Capital, Hernán Herrera-; Jorge Damin y otro asistente reconocieron haber participado en la democracia cristiana; otro, Eduardo Conforti, miembro de la Comisión Nacional Justicia y Paz, milita en el radicalismo. Otros mostraron una acción docente para crear conciencia de participación en asambleas barriales, en reuniones de vecinos autoconvocados, en comunas, más allá de partidos políticos determinados. Un abogado de San Miguel, dirigente de la Acción Católica, Roberto Almaraz, colabora con el intendente Joaquín de la Torre en la Secretaria de Acción Social y Desarrollo Humano. Varios jóvenes hablaron de su participación en el emprendimiento Proyecto País o en organismos de pastoral social. Se habló de constituir un espacio abierto de acompañamiento en la fe a quienes actúan en el ámbito de la política o de lo social.



El ex diputado nacional Carlos Ferré habló del Grupo Tomás Moro, que busca un compromiso con el bien común a partir de la militancia política y del ser cristiano, independientemente de la afiliación de cada cual. Recordó sus inicios como niño de la Acción Católica y luego su participación en la Juventud de Acción Católica (JAC) y en la Juventud Universitaria Católica (JUC). Mencionó acciones de una Comisión Bicameral por el Jubileo del año 2000 sobre libertad religiosa, dignidad de la persona humana y deuda externa. Habló también de los cursos de doctrina social de la Iglesia (CDSI) que promueven una formación en el liderazgo público y social. Ferré se manifestó peronista aunque dijo que ahora no está afiliado. Cuando alguien le preguntó cómo se puede sostener los propios principios cuando el partido o el bloque legislativo exigen una determinada postura, subrayó el valor de la libertad de acción y la coherencia. Trajó a colación ejemplos del tratamiento de la ley de divorcio en 1985 o la resistencia a exigencias antinatalistas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y manifestó: “Cuando alguien dice que tiene obediencia debida, es porque quiere justificar su actitud”.+ (Jorge Rouillon)







AICA



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