Durante la inauguración del parque eólico de Rawson, el 30 de septiembre, la presidenta Cristina Fernández instó a las pymes argentinas a empezar a producir tecnología para aprovechar la energía del viento. Gastón Guarino, titular de Metalúrgica Calviño, vió el acto por televisión y se propuso hacerle saber a la mandataria que su empresa, fundada hace 68 años por su abuelo materno Manuel Calviño, estaba por inaugurar la primera planta de producción seriada de componentes para la industria eólica. De este modo, se puso en contacto con Julio Pereyra, intendente de Florencio Varela donde está ubicada la planta y la movida le salió tan bien que 15 días después la Presidenta visitó las instalaciones y cortó la cinta de la nueva nave productiva que, con una inversión de $ 6 millones, fabricará unas 40 torres eólicas al año, más la estructura de las góndolas, estatores, rotores y tapas.
Para llegar a este acto, hay que remontarse a 1943, cuando don Manuel Calviño, hijo de inmigrantes españoles, empezó a fabricar galpones en la localidad de Avellaneda. La empresa fue creciendo y, en la década del '70 se mudó a un predio de 12 hectáreas en Florencio Varela. Al iniciarse la construcción de la represa Salto Grande, Calviño se ocupó de fabricar los equipos de elevación. Así, la compañía se especializó en grúas pórtico, puentes grúas y otros equipos para el transporte. Hasta la actualidad, esta pyme participó en proyectos de centrales nucleares, hidroeléctricas y térmicas a lo largo del país.
Hoy, la empresa está en manos de la tercera generación familiar: Mauro y Gastón Guarino, nietos del fundador, quienes le imprimieron un nuevo giro al negocio, volcándolo hacia las energías renovables. Estiman que en los próximos años, la división eólica superará en facturación y ventas al negocio inicial de fabricación de equipos de elevación.
Del mundo grúa a los molinos de viento
Para incursionar en la fabricación de componentes eólicos, Calviño debió montar una línea de producción nueva. Y lo hizo en asociación con IMPSA (Industrias Metalúrgicas Pescarmona). "A fines de 2009, empezamos a diseñar la nueva planta con participación de IMPSA y asesoramiento externo", cuenta Guarino. La firma contrató a técnicos extranjeros para que capaciten a su personal en la nueva línea de productos. "Es difícil conseguir operarios capacitados. Por eso, los formamos internamente. Primero trabajan en la parte de grúas y allí se los entrena hasta que estén preparados y certificados para pasar a la división eólica", cuenta el directivo.
En cuanto a la inversión para llevar adelante el proyecto, la firma se presentó al Fogaba (Fondo de Garantías de la provincia de Buenos Aires), obtuvo un aval de Acindar SGR y un crédito a cinco años del banco Credicoop. Todo el trámite llevó unos dos meses y medio. Antes de eso, los hermanos Mauro (ingeniero) y Gastón (contador) se encargaron de preparar el proyecto técnico y financiero.
La empresa cuenta con 80 empleados y cuando la producción alcance a las 100 torres al año, la dotación se incrementará casi al doble. Con la actual capacidad, Calviño está fabricando unas 40 unidades al año. Cada una mide 85 metros de altura, 4 de diámetro y pesa 185 toneladas. Para transportarlas hasta el parque eólico Arauco, operado por IMPSA en la provincia de La Rioja, hay que dividirlas en cuatro tramos de 25 metros y 60 toneladas de peso cada una. En un futuro, estos componentes también abastecerán a parques eólicos en Brasil.
Las torres no son un detalle en la infraestructura de un generador eólico. Sobre ellas descansa la góndola (cabina), las aspas (de 40 metros) y toda la tecnología que lleva un molino de viento. Además, la compañía fabrica la estructura metálica de las góndolas, los estatores, rotores y tapas.
Uno de los costos que más inciden en el precio final de estos equipos es el transporte, que por el momento se realiza en camiones. Dado que la planta de Florencio Varela está cercana al ramal del tren Roca, una de las ambiciones de la pyme es llevar su carga por tren, un transporte más económico, eficiente y ambientalmente amigable.
La tendencia global es la sustitución de combustibles fósiles por energías limpias. En la Argentina, la Ley 26.190 de fomento a las energías renovables, establece que para 2016 el 8% del consumo energético nacional deberá provenir de fuentes limpias. Y según diversos especialistas, más de un 50% de esta nueva energía provendrá del viento, que hoy más que nunca sopla a favor.
María Gabriela Ensinck
Cluster de la industria
El Cluster Eólico Argentino fue un proceso que se generó alrededor de IMPSA a partir de 2006. “Para construir un aerogenerador se necesita un diseño confiable y altamente innovador. Fue por eso que comenzamos a desarrollar una red de proveedores que llegaron a ser 450 en 2011, en su mayoría pymes”, explica Santiago Fernandez Herrero, director de IMPSA Wind Argentina. Estas fimas suministran herramientas y equipos como transformadores, estructuras, torres, generadores y otros componentes de alto valor agregado.
En la Argentina, ya existen aerogeneradores de fabricación nacional en los parques eólicos Vientos de la Patagonia 1 (Comodoro Rivadavia) y Arauco I (La Rioja). Los primeros aerogeneradores construidos por el Cluster Eólico Argentino serán montados en los proyectos ganados en el programa de energías renovables Genren I.
Perfil
* Actividad principal: producción de equipos de elevación y componentes para la industria eólica
* Inversión en la nueva planta: $ 6 millones
* Volumen de producción: 40 torres eólicas al año, proyectadas 100 anuales para 2012
* Empleados: 80
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