Antes de comenzar a desarrollar el tema en cuestión debo dejar, bien en claro, que la expansión del mismo no tiene absolutamente nada que ver, ni responder, a ningún tipo de presión directa o psicológica de parte de quines están involucrados en uno u otro de los sectores en pugna. Solamente tiene como objetivo tratar de poner las cosas en claro, desde un punto de vista lo más objetivo posible y en la búsqueda de respuestas satisfactorias sobre algo que, personalmente, es imposible de entender.
Los hechos, ocurridos hace un tiempo bastante atrás, dan cuenta de un hecho de sangre entre dos facciones de ¿simpatizantes?, ¿hinchas? o, ¿barras bravas? del club Defensa y Justicia de la ciudad de Florencio Varela.
La crónica periodística y policial da cuenta que, un día determinado, representantes de ambos sectores se dieron cita en una calle del distrito y luego de una discusión y posterior gresca, el hecho terminó con uno de los participantes asesinado con un profundo corte en la zona torácica. Hasta aquí se relata, con limitaciones lo sucedido en su momento.
Lo que llama poderosamente la atención es que, en ningún momento, el estadio del club mencionado (Defensa y Justicia) haya sufrido ningún tipo de "clausura" de parte de las autoridades de AFA (comité de seguridad) o del Coprosede. Es justo decir que el caso no es de aplicación de las sanciones que imponen esos organismos ante hechos de violencia ocurridos dentro de las instalaciones propias de las organizaciones.
Ahora bien, de manera unilateral o quizás contando con la anuencia del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, la Departamental Quilmes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, tomó la decisión de que el club local no podía jugar sus encuentros por el Torneo Clausura del Nacional "B", en su cancha porque desde ese organismo no podían garantizar la "seguridad" de la parcialidad local -aquí cabe recordar que, por iguales motivos, los partidos se disputan sin público visitante- motivo por el cual se debe actuar como locales en otra cancha (en este caso la del Club Atlético Lanús) y a puertas cerradas.
Existe una pregunta que sobrevuela el ámbito deportivo "futbolero" y que a la fecha no ha obtenido ninguna respuesta satisfactoria. ¿Por qué motivo, causa o circunstancia valedera no se garantizó la seguridad en los dos partidos que Defensa hizo las veces de local -contra Boca Unido de Corrientes y Aldosivi de Mar del Plata- disputados a las 17:00 y 16:00 horas respectivamente?, y sí lo hicieron las dos veces que el club Estudiantes de La Plata, que juega como local en la cancha de Quilmes habida cuenta de que del enfrentamiento entre la misma barra del "pincha" hubo dos muertes y una tercera que afectó a un sargento de la Policía Federal Argentina disputados en horario nocturno.
¿Qué es realmente lo que está pasando? ¿Existe algún tipo de animosidad para perjudicar económicamente al club local? ¿Dónde entra el lema de "Fútbol para todos", únicamente para las instituciones de primera división?
Muchos interrogantes, quizás demasiados para un deporte popular que lo fueron matando de a poco los propios y directos actores que participan del mismo. Aquí cabe señalar a los malos dirigentes que cobijaron y protegieron a los "buenos muchachos" y los usaron cuando los necesitaron; a quienes disfrazados con los colores de un club utilizaron el mismo como coto de caza de socios y simpatizantes de esa divisa; a las entradas de favores que fueron acumulando inquinas manifiestas; al accionar de algunos jugadores que, "apretados" por los barras, fueron cómplices con su silencio; al periodismo venal que se vende al mejor postor y a las fuerzas de seguridad que solamente dan garantía a los sectores más poderosos y se olvidan de los más vulnerables.
En esta historia no hay un solo culpable. Son muchos quienes deben hacer un acto de "mea culpa" y comenzar por practicar cirugía mayor donde corresponde, afecte a quien afecte y que quede en el camino quien tiene responsabilidades y no cumple con su cometido.
Mientras tanto, debido a todo lo expresado en la presente, el único perjudicado es la gran familia de Defensa y Justicia, la que está formada por aquellos que sí queremos a la institución por haber formado parte de ella y ver como, todo aquello que se construyó con esfuerzo y trabajo, se está cayendo a pedazos por la falta de capacidad de quienes deben cumplir con los roles que les corresponde. Es demasiado doloroso e incomprensible. ¡Algo habría que hacer!
Quizás pueda estar equivocado en mis apreciaciones. Creo que no, porque gracias a mi actividad profesional tengo la posibilidad de observar todo lo que ocurre a mí alrededor y asumo la obligación de darlo a conocer.
¡Basta de DISCRIMINAR a una institución que representa a toda una ciudad! ¡Basta de pseudos comunicadores periodísticos que solamente dicen cosas positivas -que las hay- y hacen silencio cuando no lo son! ¡Basta de pensar en llenarse los bolsillos personales y dar paso al bienestar de todos y cada uno de quienes llevamos a Defensa muy metidos en la sangre! ¡Basta de peleas y muertes entre personas que defienden los mismos colores!
Hay que luchar por un Defensa y Justicia de todos y para todos.
No a la discriminación dibujada bajo la forma de "no se puede garantizar la seguridad".
Sí al cumplimiento de las leyes y disposiciones que reglamentan la libre concurrencia, permanencia y evacuación pacífica de un estadio de fútbol. Que no haya hijos y entenados.
La ley pareja para todos. Las sanciones… las sanciones… también.
¿No le parece? Oscar Fernando Baró
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