martes, 12 de julio de 2011

El Padre Miguel recordó a Novak

En el homenaje que se realizó en la Catedral a Monseñor Novak, a diez años de su fallecimiento, el padre Miguel Hrymacz brindó el testimonio de muchos años junto al Padre Obispo.  "En el año 84 se hizo la campaña en el Obelisco, con un artista que estuvo cien horas pintando sin dormir y se juntaba dinero para construir el hogar de los niños de Florencio Varela, en la calle Paraguay y España. El venía todas las noches a hacer la evaluación".


Tras mencionar un texto evangélico -Mateo, cap. XII, 42,43-, que dice "a pesar de todo muchos creyeron en El, aun entre los jefes pero no se atrevían a profesar en público por miedo a que los fariseos los echaran afuera. Prefirieron ser considerados pocos hombres antes que los privilegiados por Dios", se ocupó de un párrafo del testamento de Novak: "he brindado y sigo brindando mi vida para que fuese y sea cada vez más realidad mi opción preferencial por los pobres, iluminada por la teología de la liberación, alentada por el Papa y vivida de modo ejemplar en las comunidades eclesiales de base".

Señaló que "desde aquellos primeros tiempos de la dictadura él atendía personalmente a los familiares de los desaparecidos, de otros obispos por lo menos no nos enteramos. Hacía las misas por los desaparecidos todos los meses en momentos muy difíciles y por eso leía lo del Evangelio que no tenía miedo a los hombres. El se prepara para lo que Dios en su concepto le pedía".

"Me acuerdo de la marcha del hambre, de Lourdes a San Cayetano. Estábamos rodeados de militares, policías… Habían prohibido la marcha, se hizo, rezamos pidiendo con una frase que después nos robó Ubaldini: paz, pan y trabajo. Eran momentos de falta de trabajo y se realizó una marcha multitudinaria", dijo.

"Algunos recordarán la campaña de solidaridad en un momento también de hambre. Era juntar alimentos, porque nos decíamos que hablábamos del problema pero no hacíamos nada. Fue una campaña en todas las parroquias, orquestada por el padre José Andrés. Decíamos: privemosnos los que fuman de tres cigarrillos diarios, una golosina o un producto que se compre más barato para adquirir alimentos. Se recaudaron muchos kilos de alimentos para ayudar a través de Cáritas. Él estaba siempre en eso", sostuvo.

"En el año 84 se hizo la campaña en el Obelisco, con un artista que estuvo cien horas pintando sin dormir y se juntaba dinero para construir el hogar de los niños de Florencio Varela, en la calle Paraguay y España. El venía todas las noches a hacer la evaluación".

Y agregó, "también me acuerdo cuando surgió la idea de un signo de la primera misa de la esperanza. El decanato de Varela sugirió que no bastaba hablar de la situación social muy difícil que se vivía y se propuso en el Consejo. El obispo pidió la opinión, todos dijeron que sí. El se embaló y dijo que había que realizarla todos los años. En todas ellas era la esperanza en una vida distinta, con la opción para los más pobres, una preocupación permanente de Novak. Siempre pensaba en la gente de nuestros barrios. "Muchos domingos lo acompañé a las visitas a La Matera, donde celebraba la misa. En él se mostraba no sólo el amigo de Dios y de los pobres sino el enamorado de Dios y de los pobres. Eso lo llevaba a acercarse más a la gente y comprender la situación que ella vivía.

"Recuerdo una frase de monseñor Enrique Angelelli, que Novak llevó a la práctica: hay que tener un oído bien abierto al Evangelio, al proyecto de Dios, proyecto de amor, misericordia, perdón, servicio, y otro oído bien abierto como consecuencia del primero, al pueblo y a sus necesidades", concluyó.

Diario El Sol

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