domingo, 12 de diciembre de 2010

POESIAS – CUENTOS – RELATOS – NOTAS - AGENDA CULTURAL




LAS MANOS
El hombre salió al patio delantero con el mate en una mano y el termo en la otra. La fría mañana presentaba un espectáculo soberbio: el sol en esos momentos comenzaba su plenitud y la escarcha que cubría el césped y las plantas de su casa y de las de los vecinos empezaría a derretirse. Le gustaba ver el verde salpicado de blanco y sentir ese frío suburbano que, junto con el sol tempranero, le hacían experimentar una agradable sensación de vitalidad. Aspiró con bríos y expulsó el aire lentamente y se sirvió un mate. Y le llamaron la atención las posiciones que tenían sus manos. Se admiró de las formas que habían tomado, cada una sosteniendo algo de distinta manera y coordinando sus movimientos para unir el agua caliente con la yerba: una vertía y la otra recibía.

Cayó en la cuenta de que nunca había prestado atención a sus manos ni a las de los otros. Abrió y cerró los dedos de una y después de la otra. Repitió los movimientos con las dos manos al unísono,

lentamente, deleitándose con ello.

“Que bueno” pensó. Volvió a recorrer con la mirada la escena y advirtió que las hojas de las plantas parecían manos, como si los dedos estuvieran unidos. Algunas hojas parecían manos apuntando al cielo y otras estaban en posición horizontal, con la palma recibiendo los rayos del sol.

Y ahí nomás, a su lado, vio una hoja con la escarcha acomodada en la punta, semejando una mano que realizaba una ofrenda. Pensó que sería algo digno de ver la mancha blanca resbalar y caer.

Siguió mateando y mientras vigilaba la hoja empezó a recordar movimientos y postura de manos, de las suyas y de las de otros. Y con esos recuerdos vibró más que cuando tuvo la oportunidad de ver esas manos en acción.

Y apenas moviendo los labios dijo como en una queja “hay cosas que he mirado sin ver”.

Mateando y observando la hoja/mano a la cual le faltaba muy poco para derramar la escarcha; también veía manos tocando una guitarra, manos clavando una madera, manos acariciando un jabón para lavarse mutuamente, manos estrechando otras manos, manos tejiendo, manos sosteniendo una paleta y sus compañeras manejando el pincel. Manos que juntaban sus palmas en actitud de orar, y otras entrelazando sus dedos con el mismo propósito.

Vio sus manos sosteniendo a sus hijos pequeños, y también los vio a ellos cuando abrían sus ojos con asombro cuando siendo bebés descubrían sus propias manos y las movían extasiados. Y cómo no ver sus manos recorriendo el cuerpo de su mujer.

Se lamentó de que ella no se hubiera levantado al mismo tiempo que él, porque se perdería la maravilla que estaba por acontecer. Y en ese preciso momento, cuando culminaba la esperada ceremonia, las manos de ella se apoyaron en su pecho en un abrazo al tiempo que susurraba: “¿Me convidás un mate?”.

ALBERTO MIGUEL LEMA

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ERES MÍA





Te pinté desnuda

sin arreglos ni sombreados,

sólo quiero que el mundo vea

la belleza que he plasmado.

Usé un fino lienzo y óleos matizados.

Musa ardiente,

ninfa de mi bosque encantado.

Sufrí el final, pero añoro el futuro cercano.



Te poseo eterna

¡Eres mía!

Te amo con mis ojos y ratones maquinados.





GRACIELA LERICI

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LA FIESTA DE LOS SETENTA

Un cuento con humor

Los primeros cumpleaños, en mi lejana infancia eran en la casa del homenajeado

Solo se hacía chocolate con medialunas o vainillas y la torta casera era de bizcochuelo y dulce de leche.

En realidad no me acuerdo de ninguno en particular.

Por tercero o cuarto año de la secundaria te empezaban a llover invitaciones en cartulinas blancas con letras doradas: ¡Llegábamos a los cumpleaños de 15!

Ocho o diez años después, comenzaron los casamientos. Luego llegaron los cumple de los hijos, de los amiguitos de los hijos, de los hijos de los amigos.

Esos cumpleaños ruidosos, con pibes llenando el departamento, arruinando sillones, alfombras y cortinas, ya que no se estilaba alquilar un saloncito para esos sociales.

Todo se volvió mas tranquilo en materia de cumpleaños, el cumple de los hijos en sus casas y el de los nietos en saloncitos, de 5 a 7 y media de la tarde y chau.

Hasta que alguien invento el cumpleaños del numero redondo, festejar 60 , 70. ¡Y estuvo genial!

Yo no sé quien fue, pero que alguien fue, no tengo dudas. ¡Sí, señor!!

Por suerte está de moda encontrarte con gente vieja, gorda, pelada, hecha pelota, sorda, desdentada y canosa que alguna vez bailó, fue de levante y de joda con nosotros. Es casi, casi la Fiesta de la Nostalgia.

Y de pronto nos invitaron a una, justamente cuando hacía mucho tiempo que no teníamos una salida formal, y había que ir bien empilchados.

- No tengo idea qué ropa ponerme - le dije a mi mujer.

- ¿Vos no tenés idea? -me contestó- ¿Y yo?, que la última vez que me sacaste fue cuando vinieron Los del Cuarteto Imperial al Club Comunicaciones ?!

Como faltaban varios días para la fiesta, nos empezamos a probar trajes, camisas, vestidos, blusas, pantalones, zapatos, cintos y corbatas. Todo nos quedaba estrecho, y no permitía que se prendieran los botones.

Lo que no nos ajustaba la panza, nos estrangulaba el cuello.

Los zapatos nos comprimían los dedos.. Los tacos altos eran un suplicio. Nos sentíamos como matambres dentro de la ropa que nos oprimía. Conjugábamos por primera vez ‘matambrear’, casi todo nos matambreaba alguna parte del cuerpo. Fui hasta el ropero y le dije a mi mujer:

- Vos vestite en el baño. Cuando yo esté listo te aviso y nos encontramos en el pasillo.

Empecé por una camisa de seda, con un cuellito que estuvo de moda hace algún tiempo. Cuanto hacía que no la usaba!?

Sólo me prendió un botón. El de más abajo, el que ponen al final, justo el que queda adentro del pantalón y nadie se entera si prendió o no. Como no había forma de abotonar los del medio pensé en algo que tapara esa desprolijidad. Para disimular me puse un pulóver de lana, de esos elastizados, que al estirarse se bancan cualquier talle.

Me quedaba tan ajustado que me marcaba el ombligo con una perfección absoluta.

La voz nerviosa de mi esposa asomó por la puerta apenas abierta del baño

- ¿Y si les decimos que se nos enfermó la nietita y los padres tenían que salir? - dijo mi mujer con un bramido, como haciendo fuerza para cerrar un cajón, un baúl.... o un pantalón.

- ¡Noooo, le dijimos a José que íbamos a ir! - le dije.

Para taparme el monumento al ombligo, probé con un sacón de lana que venía con un cinturón ancho también de lana, de aquellos que se tejían a mano. No me convenció demasiado, pero no tenía por ahora una salida más decorosa.

Luego intente con el pantalón del traje. Sabía que sería el que demandaría el esfuerzo mayor.

Subir, subió. Pero los ganchitos que lo tenían que cerrar ni siquiera se conocieron. Usé el cinto.. Le hice un agujero extra, bien en la puntita. Ajusté todo lo que pude, y cerró. Intenté respirar hondo, y no pude, solo espiraciones cortitas, como jadeos.

Luego comencé con los zapatos. Agacharse para calzarlos fue titánico, no llegaba al piso ni de casualidad. Comencé a putear bajito Transpirando y cinchando me calcé los zapatos de cuero acordonados que me puse por última vez cuando fuimos al estreno de El Graduado. Atar los cordones lo dejé para más adelante. El asunto fue tomar nuevamente la vertical. Apoyé mis dos manos en la parte de atrás de la cintura y palanqueé para enderezarme. No fue fácil, pero lo logré. Solo tuve que acomodar nuevamente toda la ropa que me había puesto.

Desde el baño escuché a mi mujer que seguía haciendo fuerzas, se apoyaba en las puertas, se agarraba del bidet y se quejaba como nunca la había escuchado. Me puse una corbata para disimular que el botón de arriba no prendía y con los zapatos sin atar salí caminando como pude. El saco del traje lo doblé prolijamente y lo llevé colgado del brazo.

Nos encontramos en la mitad del pasillo. Nos miramos. Mi mujer sollozó suavemente y solo atinó a apagar la luz del pasillo donde nos encontramos. No nos podíamos mover, caminar, ni respirar. Como todavía quedaban unos días la convencí para llevar a la modista la ropa que nos probamos. Habría que agregarle, cortarle, ponerle o sacarle (más ponerle que sacarle). La modista arregló vestidos y blusas, ensanchó trajes y pantalones. Fuimos al shopping a proveernos de lo faltante. Cuando llegó el día del cumpleaños éramos otra cosa, nos movíamos con cierta gracia, incluso ensayamos a hacer como que saludábamos al llegar. Después probamos una vez (una sola vez) a agacharnos, e hicimos como que bailábamos para saber de antemano si algo de aquello se rompería, se despegaría, se desarmaría o se descosería en algún momento. Quedamos bastante conformes, pero nuestros hijos nos cerraron con llave por fuera y nos prohibieron salir vestidos así. Nos amenazaron con no dejarnos ver nunca más a nuestras nietas.

¡Pero nuestra rebeldía efervescente y sesentona no se rinde! ¡Saltamos por la ventana y contentos y rejuvenecidos nos fuimos al encuentro de los compañeros de una generación pujante y vital! Abrimos la puerta doble.

José nos esperaba como si fuera una quinceañera.. Le dimos el regalo a la vez que en un segundo observamos todos los invitados y pudimos ver que casi todos estaban matambreados. El buffet froid estuvo estupendo, los mozos bandejeaban bocaditos, empanadas de copetín, brochetes de diversos gustos. Luego invitaron a los comensales para que se sirvieran de unas mesas perimetrales adornadas con manteles hasta el piso. Jamones crudos, pavita, langostinos, quesos sabrosos, salmones y arenques Palmitos, aceitunas gigantes, mayonesas, tomatitos cherry con condimentos. Luego, cuando sirvieron desde unos fuentones con mechero los platos calientes que se comían de parado comenzaron los problemas. Raviolitos y ñoquis al verdeo. Mollejitas fritadas con salsa cuatro quesos. Choricitos de blanco de ave a la pomarola. Camarones con salsa provenzal. Todo bien servido a los 200 comensales que, apretaditos y de pie durante la recepción, sosteníamos un plato caliente con una mano, el tenedor con la otra, el vaso de whisky con la otra, saludábamos a un amigo con la otra y un leve pero persistente temblequeo de párkinson en todas las manos a la vez.. El desparramo de salsas fue inevitable.. Al toque me mancharon el traje 3 veces, una con salsa roja, la otra con aroma a ajillo y otra con una crema espesa. Y, por fin pasamos al salón principal.

Nos sentaron en una mesa grande con otras personas.

- ¿Quién es el señor canoso que está al lado mío? -le pregunté en voz baja a mi mujer.

- Es Carlitos, fueron compañeros de la secundaria y es tu actual peluquero.

- ¿Carlitos?... Hace diez minutos que estoy conversando con él y no me daba cuenta de dónde lo conocía. Está hecho pelota. No se mantiene como me mantengo yo.

Giré, le pasé el brazo por la espalda y tratando de disimular le dije:

- ¡Carlitos viejo y peludo!...¡Estás igualito Carlitos!!

- Y vos estás hecho bolsa - me dijo y empezó a toser de tal manera que la mujer se tuvo que parar a atenderlo.

- Levantá los brazos, viejo. Tomate una cucharada de este jarabe por favor, tenés que cuidarte, a vos te faltan dos años para tu cumpleaños de 70 y te quiero organizar una fiesta.

Enfrente a nosotros, en la misma mesa, estaba Beto con su esposa que se había puesto toda la pintura que encontró en la casa, incluyendo una mano de antióxido, otra de enduído, dos de fondo y dos de esmalte sintético..

Beto se me acercó y en secreto me dijo:

- ¿Te acordás de Mónica? ¿Te acordás que estaba que mataba? ¿Te acordás que todos estábamos enamorados de ella en facultad? Algún gesto debo haber hecho porque mi mujer se avivo que hablábamos de minas y me pisó sin querer con los dos tacos aguja.

- ¡¡Mirá para la pista! ¡¡Salió a bailar con el marido, mirála!!! -me dijo Beto, babeándose. Giré la cabeza y solo conseguí ver a una señora mayor, entrada en años, pero mucho más en nalgas que se movía con mucha gracia y poco esposo.

- No la veo -le dije- debe de estar bailando atrás de la gorda culona....

La conversación en la mesa se fue poniendo linda… Todas las frases comenzaban con:

'¿Te acordás de...? ¿Vos estabas el día que...?', 'El que no está bien es...', '¿Sabés quien tuvo otro nieto...?', 'Viste quién se murió…?'. Cuando alguien trataba de recordar quién fue el que hizo tal o cual cosa en los años 60, aparecían los… '¿eeeehhhh?', '¿Cómo era?...' 'El petiso...' '¿Cómo se llamaba el petiso?...

Y las conversaciones fueron más o menos así…

- ¿Y ustedes ya tienen nietos? – preguntó un invitado al que se le movía la dentadura postiza.

- Si, una - le decía la mujer.

- ¿Dos nietas ya?

- No, una sola.

- ¿Dos varones? ¡Mirá vos!

- ¡¡UNA, UNA NIETAAAA!

- ¿Neneta? Qué lindo nombre. Disculpá que no te escucho bien. Están poniendo la música muy alta. A ese jovencito que está con el combinado deberían calmarlo un poco.

- Acá tengo una foto de mis nietitas - le dijo mi mujer a otro invitado..

- Ni te molestes - contestó - sin los lentes no veo un pomo.

La fiesta estaba bien buena, el disc jockey pasaba de Zapatos Rotos a Yo en mi casa y ella en el bar y de La Lambada a La Felicidad.

De la pista me hacía seña un pelado que oficiaba de locomotora para que saliéramos a bailar con el trencito.

- ¡¡Vamos cheeee!! ¡Manga de aburridos!! ¡Cómo en los sesenta, negro! ¡Vengan cheee!

Dos veces me tenté y dos veces me senté. Dos veces me paré y dos veces mi mujer me pegó un pellizcón en zonas de compromiso, me aplicó el plan taco aguja y me gritó en secreto al oído:

- ¡¡Esperá a los lentos, si bailamos esto se nos descose todo!! ¿Por qué no vas a fumar un cigarro afuera con Carlitos y Oscar? Ahí viene el mozo ¿Te pido algo?

- Sí, pedime un trago largo con Hepatalgina, Chofitol y un toque de Sertal batido con bastante hielo. Estoy repitiendo todo lo que comí. Ya vengo.

- Mi amor - me dijo mi mujer cuando me paré- llevá el celular por las dudas y llevá también este papel con el numero de mesa anotadito que después te la pasas buscando por todo el salón.

Afuera aprovechamos para recordar todas las minas que estaban buenas y nunca nos dieron pelota, todos los nabos a quien les quedamos debiendo una trompada y todos los campeonatos que nunca ganamos.

En la vereda de enfrente alcanzamos a ver que Beto hablaba con una señora, le mostraba la cédula y le preguntaba dónde quedaba el salón en el que estaba un rato antes festejando un cumpleaños de 70.

El baño estaba de lo más concurrido, flojos de vejiga y prostáticos agrandados nos encontrábamos a cada rato en los mingitorios. Eso sí que estaba divertido!!

Desde adentro, el tipo del parlante avisaba que había aparecido una señora llamada Raquelita y no encontraba la mesa y que estaba junto al tipo que pasaba la música. Que fueran a retirarla allí. Fue una fiesta inolvidable, a las 11 nos tomaron la presión a todos y un enfermero atendía sin costo a los que se sofocaban bailando.

El cardiólogo hacia bajar la presión de los más graves con pastillas sublinguales. Por suerte el aparato para electrocardiogramas no se usó.

Para tranquilidad de todos avisaron que una ambulancia del Same hacía guardia pasiva en la puerta del salón.

Junto con los souvenirs, en un detalle realmente novedoso, (José es un detallista) a los que queríamos seguir tomando

cerveza nos iba entregando pañales descartables.

¡Formidable invento esto de los cumpleaños de 70!

¡Y que se pongan de moda justo ahora, que todavía estamos hecho unos potros!

CRISTINA

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LA LECCIÓN DE LA MARIPOSA


Un día un hombre encontró un capullo de mariposa y observó que en él había un pequeño orificio. Se sentó y se entretuvo en observar como la mariposa luchaba durante varias horas tratando de pasar su cuerpo a través del pequeño agujero.

Pasó un largo rato observando los esfuerzos de la mariposa por salir al exterior, pero parecía que no hacía ningún progreso, como si hubiera llegado a un punto donde no podía continuar.

Apiadado, el hombre decidió ayudar a la mariposa, tomó las tijeras y cortó el resto del capullo. La mariposa salió fácilmente, pero tenía el cuerpo deformado, las alas pequeñas y arrugadas.

El hombre continuó mirando porque esperada que en cualquier momento las alas se extenderían para poder soportar el cuerpo que, a su vez, debería tomar forma. Pero nada de esto ocurrió. Por el contrario, la mariposa pasó el resto de su vida con el cuerpo deforme y sus alas encogidas... ¡nunca pudo volar!

Lo que aquel hombre, con su amabilidad y apuro, no llegó a comprender es que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para que la mariposa pudiera salir por el diminuto agujero, era la manera que utilizaba la Naturaleza para enviar fluido del cuerpo de la mariposa hacia sus alas de modo que estuviera lista para volar tan pronto obtuviera la libertad del capullo.

A veces el esfuerzo es exactamente lo que necesitamos en nuestras vidas.

PEDÍ FUERZA... Y ENCONTRÉ DIFICULTADES PARA HACERME FUERTE.

PEDÍ SABIDURÍA... Y TUVE PROBLEMAS PARA RESOLVER.

YO PEDÍ PROSPERIDAD... Y TUVE CEREBRO Y FUERZA PARA TRABAJAR.

YO PEDÍ CORAJE... Y ENCONTRÉ OBSTACULOS PARA SUPERAR.

YO PEDÍ AMOR... Y VI GENTE A QUIEN AYUDAR.

YO PEDÍ FAVORES...Y ENCONTRÉ OPORTUNIDADES.

NO RECIBÍ NADA DE LO QUE PEDI... PERO RECIBÍ TODO LO QUE NECESITABA

Anonimo

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ABSOLUTO AMOR

Como una limpia mañana de besos morenos

cuando las plumas de la aurora comenzaron

a marcar iniciales en el cielo. Como recta

caída y amanecer perfecto.

Amada inmensa

como una violeta de cobalto puro

y la palabra clara del deseo.

Gota de anís en el crepúsculo

te amo con aquella esperanza del suicida poeta

que se meció en el mar

con la más grande de las perezas románticas.

Te miro así

como mirarían las violetas una mañana

ahogada en un rocío de recuerdos.

Es la primera vez que un absoluto amor de oro

hace rumbo en mis venas.

Así lo creo te amo

y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.



Efraín Huerta

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MUROS Y ARAÑAS...



Estaba a punto de morir y lo sabia pero lejos de la tristeza en realidad se sentía aliviada de haber llegado por fin a ese día. La mayoría de las arañas morían antes, aplastadas o devoradas por pájaros, lagartijas u otras arañas.

Pero para llegar a ese día toda su existencia la pasó escondida en la pequeña grieta de un muro de ladrillos en el patio de una casa en el campo. Ese era su universo desde que tenia conciencia de si misma y en el que esperaba paciente a los insectos desprevenidos que se posaban cerca. Entonces, un movimiento rápido de sus largas extremidades los atrapaba para luego envenenarlos y arrastrarlos hasta el interior.

Mientras sus memorias se extinguían advirtió que nunca abandonó la oscuridad segura de ese pequeño espacio. Pero aun así estaba aliviada ya que moriría sin haber sido presa de nadie.

Del otro lado de su grieta el sol brillaba intenso, la brisa era fresca y el aroma de cientos de flores multicolores llenaba todo esa mañana de primavera. Y arriba, muy arriba el cielo estaba azul salpicado de un sin fin de nubes blancas.

Pero ese era el otro mundo, el de las moscas que atrapó en su escondite, el de las mariposas desprevenidas, el de las hormigas, el de los grillos y el de las polillas...por cierto, el mundo de luz y de colores que jamás conoció

Juan Carcamo Romero

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NOTA DE ACTUALIDAD

EROTISMO Y LITERATURA SE UNEN Y DESATAN UN BOOM DE VENTAS

En algo el e-book es insuperable: cuando se trata de literatura erótica, el formato digital consigue evitar las miradas y la presunta burla de desconocidos en el subte.

Son muchos los lectores que cambiaron las llamativas tapas de las novelas sensuales por la discreción de los libros electrónicos .

Al menos en Estados Unidos, los lectores de e-books sensuales son insaciables e imparables.

El romance erótico es ahora el segmento de crecimiento más rápido del mercado de libros electrónicos y supera a la ficción, el suspenso y la ciencia ficción, según datos de Bowker, una organización de análisis de la industria editorial.

“El romance sensual”, dice Matthew Shear, editor de St. Martin’s Press, que publica entre cuarenta y cincuenta novelas por año, se está “haciendo igual de popular en versión electrónica que impresa.

” Cuando en agosto se publicó “Maybe This Time”, una novela romántica de fantasmas de Jennifer Crusie, vendió tantos libros electrónicos como impresos en la primera semana, señala Shear, un fenómeno que empezó a notar con otros títulos similares.

Este año, en All Romance, un sitio online que sólo comercia e-books, las ventas aumentaron a más del doble , y los títulos más buscados suelen ser los más sensuales.

“Es más fácil comprar ese tipo de libros online que en un negocio en el que nuestro pastor puede estar en la cola detrás de nosotros”, declara Barb Perfetti, gerente de finanzas de All Romance. “Muchas clientas nos escriben y nos dicen: ‘No tengo por qué mostrarle a mi marido lo que estoy leyendo.

’” Barnes & Noble, la cadena de librerías más grande de los Estados Unidos, corteja a ese tipo de lectoras con más energía que nunca. William Lynch, el CEO, dijo que hasta hace poco su cadena no tenía muchas ventas del género, pero que ahora ha conquistado más del 25% del mercado de e-books.

Estima que en algún momento del 2011 sus ventas superarán las de impresos . “Las lectoras del género compran un promedio de tres libros por mes”, agregó.

Dominique Raccah, CEO de Sourcebooks, una editorial independiente de Illinois, dice que sus ventas de e-books románticos experimentaron un gran aumento este año y superaron las ventas de todas las demás categorías. En el primer trimestre, el 8% del total de ventas de ese género correspondió a los libros electrónicos. Para el tercer trimestre, la cifra había aumentado al 27 por ciento. “Estamos presenciando el desarrollo de un mercado”, declara Raccah.

Según los autores del género, sus lectoras suelen ser mujeres de entre 31 y 49 años que tienen –a diferencia de la imagen popular de chicas solitarias que viven a través de relatos de seducción– una relación sentimental.

Devoran un libro o más por semana , y desde el primer momento celebraron la oportunidad de almacenar cientos de títulos en un mismo aparato, donde el siguiente final feliz está sólo a una bajada de distancia.

Es difícil predecir cómo la venta de e-books afectará a largo plazo la de textos impresos. Kelly Gallagher, vicepresidenta de Bowker, dice que esas ventas “sin duda está comiéndose a los libros impresos ”, una perspectiva que preocupa a las editoriales. Algunas, sin embargo, como Random House, se apresuran a convertir sus catálogos al formato digital para alegría de los lectores de romances sensuales, que tienden a ser muy fieles a los autores. “Una vez que un lector del género encuentra un autor que le gusta, por lo general compra todo el catálogo”, dice Allison Kelley, directora de Romance Writers of America.

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AGENDA CULTURAL



Domingo 12

16.00 horas. Ciclo de Cine en tu Barrio, en el Museo Ecológico Guillermo E. Hudson.

Miércoles 15

18.00 hs. Cierre del ciclo lectivo de los Talleres de Artes y Oficio municipales: exposición de trabajos de alumnos de cursos de manualidades, música, danzas y artes plásticas, entre otras disciplinas. En Casa de la Cultura (Mitre 149).

Viernes 17

18.00 horas. Cierre de los talleres del Centro de Arte Contemporáneo. En Casa de la Cultura (Mitre 149).

Sábado 18

Cierre de muestra “Fuentes de Historia”, dedicada a homenajear a trabajadores, periodistas, medios de prensa y comunicación de Florencio Varela. En el Museo municipal (Chacabuco y 25 de Mayo).

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